jueves, 5 de julio de 2012

Perdí la novela que me sacaría de mi ciudad..


A este capítulo lo llamaré: Pelear a la contra.

Ahora escribiré una frase muy impresionante: 
La primavera llega antes a tu cabeza que a cualquier parte de tu cuerpo.
¿Qué ocurrencia, verdad? Tenemos ese corte inglés-no el otro-ese corte... (el verano y el invierno también, sí... ¿Cual es el otro?)  Pelear a la contra es muy difícil para dos manos y eso que sólo se escribe con una.

Recuerdo a un manco decir:
-Te partiría la cara, jovenzuelo. Pero ya no tengo la mano con la que solía hacerlo ¡te has salvado! ¡te has salvado! Y se iba mascullando cosas sobre una vieja guerra.

Yo creo que ya he pagado por todos mis pecados y por los que no cometí. Así es la vida, supongo.
¿Donde debería estar ahora según tú? ¿Que debería pensar? Seguir hilando Edenes hasta que alguien me diga que me encuentro en la Felicidad y que debo pagar una suma por seguir allí.

Se acerca una chica y me dice:
-Mi nombre es Dulce Azulejo
Y le digo:
-Los baños no fueron hechos para ser pronunciados.
-Ni algunos bares-la oigo decir- y me marcho.
Bajo con mis latas de cerveza y mis nervios enredados en una estrella a lo lejos y ni siquiera puedo verla porque un avión que se dirige a París o a Londres me eclipsa y todo lo que escribí hasta aquel momento se destruyó en la casa de mis padres cuando todo empezó a arder. 
Pero mis padres seguían vivos y yo seguía quemando los cartuchos de mi juventud, qué desastre...algo me decía que inmortalizar tanta inspiración y apuntar todo lo que vives no es una buena idea. Alguien actuará en tu contra cuando intentes triunfar por tu cuenta, la sociedad fue hecha para dañarte, la estadística esta ahí por algo, gilipollas...
En la fachada del edificio de detrás de tu casa esta la generación beat o simplemente unos chicos pintando algo y se marchan corriendo.

Perdí la novela que me sacaría de la ciudad. 
Dejaré de vivir donde vive todo eso que había escrito se borró (ya os diré de que forma). 
Perseveraré, no me voy a rendir, todo tiene remedio...
Aún.
-Soy un sinvergüenza-

2 comentarios:

  1. ¿Dónde te la dejaste? Seguro que la han usado miles de noches (quizá aún lo siguen haciendo, y por eso se ruborizan, se enervan, se le ponen los nudillos blancos)

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  2. Es increíble la densa esperanza que alimenta tu persistencia para seguir creando y descifrando, a pesar del enfoque vital de tus líneas. Admiro tu sensibilidad y el don de dibujar hechos con poca tinta, en los que otros se reconocen o se sienten interpretados. Un abrazote. Y, aunque mi estilo sea muy diferente, invitado a mi blog LOBIGUS...porque es lo que tengo para darte en correspondencia a lo que tú das.

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